Mi anhelo de volver a ser Niño por Antares
Por Antares
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¿Qué otro pensador ha generado tanta polémica? ¿Qué
otro filósofo ha sido, sin saberlo, y quizá sin quererlo, la inspiración de
algunos estadistas del siglo XX? ¿Qué otro filósofo ha sido objeto de codicia y
discordia entre las “izquierdas” y las “derechas” cual si fuese el último
televisor en un centro comercial durante un “black friday”? Ninguno...por lo
menos no que recuerde ha logrado despertar tales pasiones y debates
encarnizados como Nietzsche.
Desde
que me acerqué a su obra, lo primero que hice, dado que sus textos me eran casi
incomprensibles, fue leer su biografía. Un hombre extraordinario, especialmente
por su formación académica y sus vastos conocimientos sobre la Grecia antigua,
y que decir de sus habilidades musicales…geniales. Al igual que su obra, observé que su vida
estaba plagada de controversia por sus biógrafos, para algunos un misógino, sifilítico,
liberalfóbico y ateo, para otros, un genio incomprendido y el pensador más ilustre del siglo XIX, y
quizá de toda la modernidad.
Yo era
un chaval de preparatoria, tenía 18 años, era un baquetón y sin un sentido de
la vida, situación por la que han pasado varios en esa edad. Fue en la clase de
“Filosofía e Identidad de vida” de en quinto semestre cuando escuché por
primera vez su nombre: Nietzsche. No lo pronunciaba correctamente, “niche”
“nicha”, en fín.
La
maestra que impartía aquella clase en mi opinión era buena en su trabajo, si
recuerdo que quizá tenía ciertas dificultades para explicar algunos autores, y
más sintetizar su obra y pensamiento a alumnos de preparatoria que quizá lo
único que habían leído era alguna novela para adolescentes o una revista
pornográfica. Cuando llegó el momento de explicar a Nietzsche, en nuestro
pequeño libro de la asignatura venía un fragmento de “Así hablaba Zaratustra”,
en él, aparecían tres personajes, un camello, el león y un niño, cada uno de
ellos representaba una etapa por la cual el superhombre se manifestaba, quizá,
y acostumbrado a lo que la figura del león representa en nuestro imaginario,
pensé que era éste la etapa más sublime y perfecta del superhombre, pero no,
para mi sorpresa era el niño, pero esto no lo comprendería hasta la
universidad.
Fué algo
interesante, Nietzsche me cautivó, aunque parecía que lo que venía en mi
pequeño libro de la asignatura sobre él estaba escrito en otro idioma, es
decir, tuve que leerlo infinidad de veces para comprenderlo. Inmediatamente
emprendí el viaje a alguna librería para comprar a ese tal “Zaratustra”, por su
puesto compré una edición barata.
Me
enamoré. Esa primera lectura ha sido de las más gratificantes en toda mi vida,
y no solo como lectura, sino como experiencia misma. Cada párrafo que
terminaba, cada línea que devoraba, cada página que cambiaba era comenzar un
nuevo viaje, un viaje aún mas tumultuoso y peligroso que el anterior. Insisto,
no lo comprendía del todo, pero Zaratustra era un gran maestro, cada sentencia
que lanzaba sin piedad era para mí una nueva lección de vida.
Cuando
estuve por terminar la preparatoria, como parte del “protocolo social” debía
escoger que “hacer de mi vida”, en otras palabras que carrera estudiar; no
estaba seguro, mis opciones eran filosofía e historia, finalmente me decidí por
la última, ya que influenciado por Nietzsche, comencé a replantearme seriamente
¿quién era yo? ¿Era un camello? ¿Un león? ...pero estaba seguro que significara
lo que significara quería ser el Übermensch, así que decidí que la mejor opción
para lograr mi cometido era historia.
Una vez
en la carrera, cursé “filosofía del arte”. El maestro que impartía esa clase
era excelente explicando, además era homosexual y cuando llegó el momento de
explicar el arte y Nietzsche, sus explicaciones fueron objetivas, a lo que voy
es que en ocasiones en la comunidad homosexual existe como una fobia a
Nietzsche por considerarlo un “nazi” y por otro lado he escuchado que hay
quienes para justificar mutilarse el pene dicen que es porque son
“superhombres”, en fín eso sería otro tema, pero éste maestro explicaba sin
ningún prejuicio y claramente. Lo que me quedó muy grabado de sus lecciones fue
que explicó que el Superhombre es un creador, así es, el Superhombre no está
para imitar sino para crear, y que mejor creador que el niño: inocente, audaz,
libre de prejuicios, libre de miedos morales y religiosos, el niño es un
creador por excelencia….entonces el Superhombre debe ser como un niño.
No soy un
exégeta de Nietzsche, tampoco es como que me interese serlo, admito que no
comprendo en su totalidad su obra, así también no he leído todos sus libros. No
me interesa justificar el Nacionalsocialismo o el Fascismo (que reconozco que
es lógico que éstos movimientos lo tomarán como pilar de su doctrina) , mucho menos me interesa
relacionar las filias y fobias de los LGBT por medio de Nietzsche (tampoco creo
que el Übermensch simpatizara con el LGBT). Pero definitivamente Nietzsche ha
sido una gran influencia en mi vida, gracias a él me interesé por la lectura,
por profundizar en temas que la vida cotidiana te hace olvidar, en conocerme,
en mostrarme que puedo ser un creador.
Nietzsche me enseñó a crear mi propio camino, a reconocer mi naturaleza
humana y no temer del “pecado”, pero también a despreciar lo que me rebaja en
mi dignidad; a amar y conocer la naturaleza, ha ser sensible ante el arte, a
volar solitario como el águila en la montaña, pero lo más importante, me hizo
saber que mi mayor anhelo es regresar a ser ese Übermensch, pues alguna vez lo
fui cuando era niño, pero conforme crecí fui aceptando las cadenas que me
ofrecían en formas de confort, mediocridad y miedo, y ahora no soy más que un
camello, sin embargo, Nietzsche me volvió a señalar el camino…han pasado diez
años, aún no soy ese Übermensch, pero en mi librero está Así hablaba
Zaratustra, quien lo más seguro es que estaría un tanto decepcionado de mí,
pero nunca se ha alejado, ha estado presente, como un buen maestro en esta casi
década de mi vida.
“¡Ante Dios¡ Pero ese Dios ha muerto. Ese Dios ha
sido vuestro mayor peligro, hombres superiores. Desde que yace en su tumba,
habeís resucitado. Sólo ahora llegará el gran mediodía. Solo ahora se convierte
en señor el hombre superior” Así hablaba Zaratrustra, “El hombre superior”
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