Anti-Darwin: Linaje Roto por Velkan Corvinus


Por Velkan Corvinus
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Ragnar Redbeard menciona en su libro Might Is Right sobre que los débiles y sumisos son débiles porque descienden (generalmente) de débiles. Redbeard pone el ejemplo sobre el sometimiento de un caballo. En su origen el caballo es una fuerza salvaje e indomable, por lo tanto, se tiene que doblegar la voluntad del caballo una y otra vez hasta que su salvajismo o libertad innata sea doblegada y se someta ante el domador. Una vez que el caballo es domado se vuelve tan manso que hasta un niño puede dirigirlo, y no sólo eso, las crías del caballo ya no serán bárbaras y salvajes, sino que serán mansas de nacimiento o mucho más fáciles de domar (si es que tienen alguna pisca de rebeldía), lo mismo pasa con los hombres menciona Redbeard.

Redbeard menciona que los débiles descienden de un guerrero derrotado, que al ser derrotado es “domado” y se vuelve manso y esclavo al igual que sus descendientes, la única manera en que ese esclavo descendiente del guerrero caído recupere su libertad es que se alce nuevamente y la conquiste de manos de quien se la quitó.

Esto me lleva a un pensamiento, ¿y si eso aplica no solo a la cuestión de la fuerza libertaria en nuestro ser (como la del guerrero de Redbeard), sino también al carácter genético psicológico de las nuevas generaciones?

Podemos ver, en el escrito de Operation Werewolf sobre la testosterona, de como el Imperio de la Nada (el mundo moderno) básicamente está exterminando al hombre (y también a la mujer desde otros frentes, pero no tan agresivo o sutil como al hombre) haciendo que aparezcan hombres en su mayoría sumisos, eunucos o castrados en su masculinidad y en su fuerza de resistencia.

Con esta decadencia, los hombres buscan ser el centro una vez más de inspiración o de liderazgo (buscar ser “Alfas”) con forme a lo que el mundo moderno les enseña que es ser un hombre: se convierten en inflados con esteroides, influencers, reggaetoneros, raperos, modelos de Instagram, burguesitos viajeros o niños ricos, mirreyes, youtubers y demás estupideces.

Esto claramente muestra en la realidad una extinción masiva del gen masculino Conaniano[1] en el espíritu y la esencia de los hombres (incluso de la genética de éstos) que para el mundo, ésta perdida de masculinidad o este tipo de masculinidad “alterna” o moderna (la masculinidad de esta época) es mostrada como la real, la fuerte, como una adaptación de la masculinidad antigua pero en nuestra edad contemporánea, que realmente es una masculinidad débil, debilidad en sí o carencia de conanismo, mientras que la masculinidad real, la tribal, barbárica, primitiva, conaniana y original, es vista como algo fuera de moda (como si la masculinidad fuera una moda al igual que el furor de One Direction), algo indeseable, machista, tóxico o simplemente algo perteneciente a un pasado olvidado.

Con esto es entendible por qué los hombres buscan o quieren imitar o llegar a ser como estos nuevos “Alfas”, estos nuevos tipos de hombres, a esta nobleza, aristocracia y burguesía de la nueva masculinidad del Imperio de la Nada habiendo incluso “Alfas” (mentores, coach, creadores de seminarios de masculinidad y expertos en seducción) que enseñen a los “Betas” a ser alfas, a ser “hombres” (más burgueses o aspirante a eso). Esos alfas domadores de betas, Hacedores de Parias, forjadores de ovejas.

Llegando a esto es comprensible que la mujer bombardeada con este tipo de nueva masculinidad, (dejando la antigua masculinidad olvidada o puesta como lo indeseable o difícil de encontrar en un mundo moderno) vea en este nuevo alfa el hombre ideal o el que les debe de gustar, atraer, seducir o tener. Es el tipo de hombre deseado por la mujer moderna.

El rapero, reggaetonero, el emprendedor burgués, el modelo fitness ese es el hombre, ya no buscan o les es atractivo el hombre (el verdadero hombre) de antaño. Esos hombres que ya sean niños, adolescentes o jóvenes que lucharon en combate en trincheras, en Berlín, como partisanos (como la foto en blanco y negro de este artículo), o el que derrama sudor y sangre para forjarse mejor y superar sus límites con esfuerzo y dolor. ¿Pero cómo va ser el deseado o el atractivo para las mujeres (que sea su hombre a querer) como para hombres (que sea en lo que se quieran convertir)?, pues prácticamente no es el tipo de hombre, o más bien, el tipo de masculinidad que se quiera buscar, no es el tipo de espíritu que se quiera avivar, porque en primer lugar es una masculinidad que el marketing no puede explotar, pues la masculinidad antigua no necesita dinero, lujos, comodidades y fama, sólo necesita su fuerza, coraje, resistencia, sudor, sangre, y porque no, una guerra de verdad que lo fortalezca.

El débil disfrazado de fuerte (la nueva masculinidad) es el estándar de lo perfecto y lo deseable, es en lo que los hombres se quieren convertir y en las mujeres, la pareja que quieren conseguir. El hombre antiguo es el olvidado o el casi extinto. Con esto y retomando la idea de Redbeard, ¿Cómo no se quiere que haya más débiles y sumisos?

Utilicemos la palabra darwinismo sexual para referirnos a la selección de pareja que las mujeres hacen para conseguir al mejor macho. Con esta propaganda e implantación cultural de esta masculinidad débil en la psique o en los estándares de selección de pareja en la mujer, es coherente que la mayoría de hombres nazcan domados y fáciles de esclavizar en palabras de Redbeard (el linaje guerrero se extingue y se procrean burgueses y hombres débiles e idiotas).

El darwinismo sexual de la mujer está corrompido, haciendo que escojan o deseen a hombres que serían cobardes e inútiles en tiempos de conflictos, hombres fuertes en la abundancia y débiles en la carencia, hombres que no importa que tan alfas sean, serían fácilmente superados y derrotados por un niño soldado de la Batalla de Berlín, hombres que no soportarían el entrenamiento espartano para menores o la jornada laboral de los niños campesinos de nuestros tiempos. La mujer engendra y promueve con su darwinismo sexual esta masculinidad barata y falsa, por lo tanto, no debemos dejarnos someter por este nuevo conquistador y ayudar a los que son dignos incitándolos (si descienden de esclavos) a reconquistar su antigua libertad que les fue arrebatada por los hombres débiles y las mujeres corruptas.

El guerrero es el ideal, aunque no nos convirtamos en uno, es nuestro deber tratar de parecernos lo más posible, internalizar la esencia del guerrero en nuestro ser y solo así podremos retomar y salvar nuestro linaje de la debilidad actual. El Imperio de la Nada es numeroso y extenso, sus números superan a los nuestros por mucho, como los persas a los espartanos, pero sus huestes son débiles y castradas y nuestras tribus son fuertes y de calidad, que es lo que importa. Podemos ver orgullosamente a las huestes de la Nada y al igual que Leónidas les dijo a los acadianos en la película 300, podemos decirles: Yo tengo más soldados que tú.

“De los Rohirrim hemos aprendido a amar la guerra y el coraje como cosas buenas en sí mismas, juego y meta a la vez; y aunque todavía pensamos que un guerrero ha de tener inteligencia y conocimientos, y no sólo dominar el manejo de las armas y el arte de matar, consideramos no obstante al guerrero superior a los hombres de otras profesiones. Así lo exigen las necesidades de nuestros tiempos.”

-Pasaje de: J. R. R. Tolkien. “Las dos torres.”



[1] Referente a Conan, un símbolo de la masculinidad de la cultura popular. Para un entendimiento mejor de Conan como símbolo visiten: http://imaginacionalpoder77.blogspot.com/2017/01/conan-como-simbolo-de-masculinidad.html

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