"Yo peleo, para que tú no lo hagas" por Velkan Corvinus




Por Velkan Corvinus
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El mundo moderno ya no es un “mundo”, es una meta-ramera en todo sentido de la palabra. En este mundo el hombre pierde, y aunque parezca que la mujer es la única que verdaderamente gana (que en cierto punto es así) también pierde. Este mundo prostituye o comercializa de igual manera tanto lo vulgar, lo profano y lo sagrado gestando un espíritu nihilista, hedonista, narcisista y consumista a tal grado que hace sentir a la gente que sin eso no podría existir nada. Se han vuelto dependientes de ese sistema y pelearían por defenderlo como se diría en palabras de The Matrix, pero, ¿qué pasa con los que estamos conscientes en esto y tenemos personas que queremos y sabemos el infierno que enfrentarán?

 

Yo tengo una hermana menor de 13 años (va ya para los 14) y en cierto punto me preocupa el mundo que le va a tocar vivir o que ya está viviendo en este mismo momento. Ella es demasiado voluntariosa, es muy movida e inteligente para su edad, es de personalidad divertida, de esas personalidades magnéticas que sin quererlo o buscarlo genera amistades por todos lados y atrae a muchas personas, muchas que en un futuro no me agradarán.

 

Ella también tiene una cualidad que no es que me preocupe tanto, pero si me causa una cierta inquietud. Ella a esta edad, aunque yo de cariño (y ya de apodo) le digo “Bebé” (ya que su carita me sigue recordando a cuando era bebé), ya se ve que está creciendo y que va a ser de esas chavas muy atractivas de cuerpo, cara y actitud y eso más que alegrarme me preocupa en cierto grado.

 

Claro, no hay problema en que ella vaya a ser guapa, de hecho, que bueno que le tocó esa suerte genética y me alegro, pero eso la vuelve un foco para los demonios que hay allá afuera, al igual que un tesoro sagrado que está al acecho de ladrones y de hombres indignos de ese santo grial.

 

Veo con visión de vidente como es que va a ser su futuro, un mundo en donde la van a convencer que entre más libre (puta) sea, más ambiente (o como sea que sea ese pinche dicho). Veo ese círculo de amistades que tendrá en donde ella va a ser de seguro de las más populares y de las “más deseadas”, en donde la moverán dentro de un mundo de libertinaje o excesos. Veo una horda de hienas acechándola como quien acecha una presa. Veo un grupo de hombres (“ALFAS” según el nuevo e indigno significado que le han dado a esa palabra) como drogadictos de estilo “cholo” o mirreyes, los favoritos de los antros, o los necesitados, que orbitaran en ella al igual que moscas sobre un dulce. Aunque los anteriormente mencionados me tienen en alerta, al menos sé que ella no iría con ninguno de ellos. Los cholos los ve como “criaturas asquerosas” (palabras de ella no mías), los fresas le cagan, así que de los mirreyes no me preocupa tanto, y las moscas, pues, las verá patéticas como todas las mujeres, pero eso sí, la molestarán mucho. Estos tipos de hombres son los que comúnmente encontrará, pero hay dos tipos más que son los que más me inquietan.

 

Veo a los patanes que la usaran y puede que hasta hagan intentos de agresión física en contra de ella, aunque es más probable que sean agresiones verbales o psicológicas, pero eso no deja de ser un ataque. Veo como ella, por la programación cultural y social de la que estará expuesta, ruegue y suplique por tener un sujeto como ese que solamente la usará para lo único que le interesa a un hombre sin honor de una muchacha atractiva, y lo que más me preocupa son esos lobos con piel de oveja, esos instruidos en las artes PUAs (que cada vez hay más) y que se disfrazarán, y al igual que hipnotistas o quien estudia las debilidades de una presa, intentaran convencer de manera psicológica, como de un hechizo fuera, que ellos son la opción que ella más quiere y que es incluso una buena idea acostarse con ellos (porque los que están en esa comunidad de seducción tipo Mystery, son necesitados que quieren acostarse con mujeres para sentir que valen). Al igual que veo que se encontrará con ese movimiento de feministas que acabarán destruyendo lo que es: una mujer guapa, con mente propia y con inteligencia.

 

Muy pesimista esa visión del futuro o de los posibles futuros que en este mundo moderno de estos tiempos le tocará vivir, pero hay una cuestión, en esos futuros no existía yo.

 

Como hombre, mi lealtad masculina está con los hombres, pero yo digo y pienso que para todo hombre (y estarán de acuerdo conmigo) la única mujer que vale el precio protegerla, la única que merece nuestra lealtad y protección absoluta son nuestras madres y nuestras hermanas, pues ellas son las únicas que puedes estar seguro que te amaran realmente.

 

Mi deber personal para con mi hermana, aunque ella sea una mujer y sus instintos biológicos o su psique sea diferente al de un hombre, es enseñarle los valores del honor y la lealtad, si bien no para que los emule de una manera como lo hacemos los hombres (pues es una mujer), al menos si para que sepa diferenciar entre un hombre sin honor y otro cuyo honor, lealtad y gloria son el centro de su ser. En mi familia me dicen que voy a ser un “hermano celoso”, y sí, no tengo porque negarlo, pero si tengo que hacer eso para mantenerla protegida lo haré. Dentro de lo que me toca es ser un símbolo para ella.

 

Un hombre cualquiera, ya sea un hermano o un padre, debe ser un símbolo para su hermana o hija, un símbolo de masculinidad y fuerza, uno en que ella vea lo que un hombre debe ser y así pueda diferenciar entre dignos y basuras. En mi caso no solamente debo luchar para mí, para aumentar mi honor o mejorar y fortalecer mi masculinidad, sino también lo debo hacer por ella, pues ella consciente o no vera en mí, como el hermano mayor, como es que un hombre debe ser, y en mi caso, debo dejar una huella positiva de mi en su vida.

 

Hay una película llamada Ironclad (o “Templario” en habla hispana) en donde se centra en una lucha entre el rey Juan (si, el mismo de Robin Hood) contra unos renegados que quieren derrocar a este rey indigno del trono. Entre los renegados esta un templario llamado Thomas Marshall, que comandará junto con el Baron William d’Aubigny la defensa del Castillo de Rochester. La pelea es emocionante, pero a lo que traigo al tema es una conversación entre el templario y la joven noble del lugar llamada Lady Isabel, en donde ella, interesada en el templario, le pide que le enseñe a usar la espada por si tiene que luchar, el templario le quita la espada y le dice: “yo peleo, para que tú no lo hagas”.

 

Esta frase es muy simbólica, ya que refleja la verdadera “Caballerosidad”. Hoy se cree que el ser caballero es abrirle la puerta a una mujer, o tirar tu saco en un charco para que pueda pasar sin mojarse, o ayudarle a sentarla retirando la silla para luego colocarla en su lugar y que ella no deba hacer ningún esfuerzo innecesario. Eso no es caballerosidad, eso es cortesía. Caballerosidad está relacionada al “Caballero” (Knight), al que lucha por su clan, al que lucha por sus hermanos (su tribu) y al que lucha por un ideal superior a él mismo y muestra con su ejemplo como debe ser un hombre elevado.

 

Ese hombre que en su ser resuena esa frase “para que otros vivan” como un juramente de proteger, defender y sangrar por aquellos de los suyos que no pueden defenderse y ven en él, el único capaz de detener el peligro que viene a acecharlos y el único que está dispuesto a enfrentarse al peligro para poder crear un mundo en donde puedan vivir más seguros, eso es la verdadera caballerosidad y eso es lo que un padre o un hermano debe trasmitir como símbolo a sus hijas y hermanas.

 

Se que no voy a estar por completo en toda la vida de mi hermana, pues cada uno debe tener su vida autónoma, aunque eso no impedirá que trate dentro de lo que me toca en mis posibilidades pasar por un infierno y enfrentarme cara a cara con esos monstruos con tal de que ella no sufra lo que no tiene que sufrir. Pero es mi deber dejarle en claro que siempre puede contar conmigo, y es mi deber dejar una huella en su vida lo suficientemente fuerte para cuando yo no esté ahí, y cuando esos hombres ajenos a su vida lleguen, sientan el calor del fuego y sepan que si quieren llegar a la princesa deberán pasar primero por el Dragón.


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