Venus ha Muerto por Velkan Corvinus
Por Velkan Corvinus
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Recientemente me enteré de un fenómeno social o un fenómeno de red
(porque al parecer es algo principalmente relacionado a redes sociales) llamado
“Dubai Porta Potties”. Este nuevo fenómeno (realmente no es nada raro o nuevo,
la diferencia es que se hizo ya público como algo nuevo dentro de Instagram) es
algo que me hizo ver cómo es que el orgullo personal, la dignidad y el honor en
tu valor como ser a caído tan bajo. Este fenómeno solamente concierne a las
mujeres, lo que me hace ver que este mundo moderno no solamente ha matado al
hombre, sino también a la mujer.
Este fenómeno consiste en que esas modelos influencers de Instagram (no
todas obviamente), esas mujeres tan hermosas de cuerpos perfectos y que
visualmente son inalcanzables se “venden” a esos sarracenos de Dubái. Esos
hombres de mucho dinero les ofrecen grandes cantidades, no solamente por su
compañía y para acostarse con ellas, sino también para cumplir los fetiches más
asquerosos que puedan querer, por ejemplo, el meter un salmón vivo por su recto
o el cagarse en el abdomen de la mujer.
Esos son lo fetiches “conocidos” que les gusta a esos sarracenos y que
pagan buenas cantidades de dinero a esas guapas mujeres para que les dejen
hacerlo. La recompensa es simple, una estadía cómoda en Dubái, mucho dinero y
tal vez alguna recomendación con alguien importante. Venus se ha vendido al
abominable Y’Golonac.
Aunque este fenómeno no es algo generalizado con todas las mujeres de
Instagram, si sirve para explicar un punto. El Dr. Aldritch en su investigación Eros menciona
que este mundo está creado para la mujer básicamente, que no hay mejor época
para la mujer que ésta, pues el mundo está ya a su merced y realmente (aunque
muchos digan que no) tienen todas las ayudas, virtudes, derechos y mucho más
que puedan desear. Aunque esto es cierto, que la mujer en este mundo (al menos
en lo que concierne a Occidente) nació en la época que más disfrute puede
tener, más “libertad” puede lograr, la verdad es que al igual que el hombre, esta
época es la peor de su historia.
Podemos decir que el hombre está siendo destruido, su masculinidad
eliminada y básicamente sólo queda un intento de hombre o un niño con cuerpo
masculino, o también hombres perdidos que ya no saben cómo ser hombres o cómo
recuperar su masculinidad o siquiera buscarla y solamente han quedado en un
estado de sólo servir como un recurso, una herramienta en el sistema, mientras
que la mujer es la nueva reina, la nueva Diosa de este mundo, porque si vemos
las estadísticas en cualquier ramo ya sea en egresadas en universidad, en vida
sexual y social o en privilegios por ser lo que es, una mujer, es la que está a
la cabeza, pero a un costo podría decir.
La mujer virtualmente es el ser más privilegiado del mundo moderno, su
liberación sexual, sus nuevos derechos para beneficio de ellas y para el
perjuicio de los hombres, como podemos verlo en los tribunales en Estados
Unidos, en las leyes de género en España y en esa ola del MeToo y el feminismo
en el mundo, muestran a la mujer como la ganadora de esta contienda, pero
incluso como la soberana del mundo ha caído también.
La mujer está más sola que antes, cada vez más hombres se alejan de
ellas por temor a ellas o porque decidieron que es más problemático y de mucho
esfuerzo en vano tratar de estar con una mujer a mejor enfocarse en ellos
mismos (síntomas sociales aparecen como el MGTOW o también lo que han llamado
recientemente como el “Sexodo”). Las mujeres han decidido el camino del dinero
o el estudio incansable a relacionarse con alguien o a formar una familia, a
ser parte de una Tribu. Han decidido el libertinaje sexual convirtiéndose en
promiscuas o con el derecho de acostarse con los hombres que quieran (hombres
de escaso o nulo honor principalmente) sin importar que a la larga cuando
encuentren a alguien que quieran y deseen estar con él, su historial sexual va
a impedir que tenga un matrimonio estable y feliz (esto último está comprobado
por la Universidad de Massachusetts, que comprobó como la promiscuidad en una
mujer, y más si su primera relación sexual es muy temprana, tiene efectos
negativos en la vida de una mujer).
La gran libertad de la mujer en estos tiempos no ha sido libertad, sino
libertinaje. Veo como la mujer busca tener la mayor cantidad de parejas
sexuales para así aumentar su valor y ser más cotizada. Veo como la mujer se
pasea orgullosamente en esos templos de la depravación llamados antros como
quien pasea un pedazo de carne frente a perros hambrientos y ve sus babeantes
hocicos como halagos hacia su ego. Veo como mujeres desde los 17 años ven porno
duro para saber cómo hacer mamadas igual que las profesionales y ser la
sensación de sus conocidos. Veo como han extinguido bailes en donde muestran a
la mujer como hermosa y sensual dentro de lo bello y sano y lo han cambiado por
asquerosidades de bailes como el “Twerk”, cuando lo que muestran con ese baile
no es “que saben bailar bien” o que “saben mover su cuerpo”, lo único que están
diciendo es “estoy bien buena, CÓGEME”. Ahora las mujeres centran su existencia
en ego falso, en likes en Instagram, en halagos por su cuerpo, se prostituyen
simbólica o literalmente para ganar más dinero o “disfrutar su juventud”.
Ese bello ángel que inspiraba belleza y amor, que te convencía de que
valía la pena defenderla y dar la vida para que estuviera a salvo, ya no está.
Ahora se ha convertido en la Ramera de Babilonia, ni siquiera una sombra de su
pasada gloria, ahora la ves con pena e incluso asco y ves en su destrucción una
forma misericordiosa de acabar con su sufrimiento.
¿El espíritu bello y femenino de la mujer, o la mujer en sí tiene
salvación?, realmente no sabría decirlo, lo que sé es que para que algo nuevo y
limpio nazca debe perecer lo que existe en el momento. Algo triste de aceptar
es que no volveremos a ver tan fácil a ese bello ángel del que suspirabas con
tan sólo ver su luminosa sonrisa y su perfecta mirada.
Ya no se enfrasquen en esa cruzada en búsqueda de ese bello ángel, al
igual, que el que busca el sagrado Grial, pues a diferencia de este último,
ella ya no existe más.
Investigación de la Universidad de Massachusetts
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