Pleito de Faldas por Armer
Por Armer
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No cabe duda que uno de los tantos campos en los que México
muestra un gran rezago es en la educación. Después de “terminada” la Revolución
alrededor de 1920, el “nuevo” Estado mexicano tenía como meta crear algo así como
una identidad nacional[1]
para ello, sabía que la educación era el mejor medio para lograrlo, por lo que
le encomendó esta tarea al intelectual José Vasconcelos, quien realizó una
excelente labor; después de él, podemos rescatar a otro insigne intelectual
como Jaime Torres Bodet. De ahí en adelante la educación ha ido en picada. Se
ha reformado el artículo 3 en diversas ocasiones como si de un borrador de
ensayo se tratase; se han implementado
nuevas filosofías pedagógicas, se han llevado a cabo reformas, pero el nivel
educativo no ha mostrado un avance significativo.
¿Por qué no se ha
logrado mejorar la educación en México? Simple, porque a la SEP no le interesa
la educación de los niños y jóvenes mexicanos. Es una realidad que existen
docentes tan decepcionados y poco
inspirados que su actividad en el aula es pésima, por el otro lado, existen
docentes que son apasionados de su labor, pero su entusiasmo muchas veces se ve
obstaculizado por las trabas burocráticas de la SEP.
Con todo este
antecedente como preámbulo, podemos entender propuestas como la aprobada hace
unos días en la Ciudad de México en la que la SEP da luz verde para que
aquellos varones que se sientan “oprimidos” por llevar pantalón, si lo
desean, lleven falda al plantel educativo,
así también, las mujeres que se sientan “violadas” por el uso de vestido tienen
permiso el usar pantalón. Suponemos que nuestros dirigentes de la SEP esperan
que el nivel educativo alcance cifras históricas al cubrir masculinizar a las
mujeres o al permitir que los hombres estén más ventilados de la entrepierna.
Pues bien, como
era de esperar en la SEP también se busca “estar a la moda” y han comenzado a
incursionar en esta falacia llamada “ideología de género”. Si de por sí, de
acuerdo a las tendencias pedagógicas, prácticamente se le ha dado todo el poder
el alumno para que haga y deshaga en clase y fuera de. Ya no se le puede
reprobar, ya no se le puede regañar ya no se le puede disciplinar, en otras
palabras, ya no se le puede forjar el carácter para que pueda hacer frente a la
vida, debido a que podríamos dañar su autoestima.
Miles de
jóvenes talentosos y disciplinados han destacado a nivel internacional o han
realizado logros significativos académicamente, son hechos a un lado, son
ignorados y muchas veces hasta se les retira el presupuesto para apoyarlos;
jóvenes de tercer grado de secundaria no son capaces de leer tres palabras sin
equivocarse; jóvenes de secundaria no pueden redactar dos líneas sin haber
cometido ya varias faltas de ortografía; jóvenes de secundaria y preparatoria
les es difícil realizar operaciones matemáticas básicas sin la ayuda de la
calculadora; la juventud está perdiendo la capacidad de realizar reflexiones de
desarrollar un pensamiento crítico; la juventud entera padece problemas de
salud derivados del sedentarismo del mundo moderno y que en las instituciones
educativas se ha relajado el ejercicio físico, pues ponerlos a correr por diez
minutos puede bajarles el autoestima, sin embargo, y a pesar de todo esto, la
SEP ha considerado darle prioridad a los “sentimientos” de niños mimados y
afeminados en lugar de realmente llevar cabo su labor como institución
educativa.
[1]Se
dice “algo así” porque toda “identidad” desde el enfoque liberal, no es una
identidad en sí, es solo un intento artificial de unir pueblos que muchas veces no tienen nada en común en una unidad política.
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