Vaelico: Descendientes de Lobos por Velkan Corvinus

Por Velkan Corvinus
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El origen de occidente se produjo con Rómulo y Remo siendo criados por la loba Luperca que los adoptó como sus hijos. En Mongolia está el mito de que los mongoles descienden de un lobo que se juntó con una gama engendrarían una prole cuya descendencia culminaría con Genghis Khan y sus hijos (el pueblo mongol). Con los pueblos nativo-americanos de la Nueva Galicia (la zona occidente de la falsa nación mexicana) hay un mito de los Wirraritari (burda y malamente conocidos como huicholes) que cuenta que los ancestros de estos indígenas eran lobos, ya que después este pueblo aprendería a cazar observando y aprendiendo de éstos.

Los mitos y la mitología son formas poéticas muy tolkianas por decirlo de alguna forma en que se nos puede dar una guía o una identidad, aunque el mito no sea 100% verídico. El mito no funciona con esas reglas lógico-racionales, el mito es algo que sólo el espíritu y la sangre comprende, es un lenguaje que trasciende el mundo material a un nivel espiritual y puede generar vida a través de la poesía, la literatura, la historia oral y las épicas.

El mito en estos tiempos se ha olvidado, tanto que incluso se suplanta con los cómics tratando de cambiar una épica que está dentro de nuestra sangre espiritual con algo comercial que fácilmente puede cambiar tanto como para que el personaje principal de un día a otro de blanco sea negro, mujer o gay. Viendo todo esto el Mito es un arma espiritual e identitaria que hace frente al mundo moderno, a ese Imperio de la Nada, igual que las lanzas de la falange macedonia les hace frente a los invasores de Persia. El mito tiene que ser nuestra tradición y nuestra forma de ver el mundo, de comunicarnos, de guiarnos y de sentirnos parte de algo más grande que nuestra individualidad nihilista que nos ha forzado la modernidad a adoptar.

Pero no sólo retomemos los mitos del pasado sino también hay que crear nuevos, crear nuestra propia cultura tribal frente a los muros del mundo burgués. En mi pensar mítico siempre vi la idea simbólica que los hombres descendemos de los lobos, los lobos forman manadas, tribus, una jauría que caza, lucha y vive junta; una tribu que se enfrenta al mundo, a peligros, a enemigos más grandes que ellos que incluso los superan en fuerza como los osos, pero aun así no les genera miedo porque juntos no pueden ser doblegados. Como esa canción de hermandad de los tercios españoles que dice: “nunca temeré si va en columna el tercio”, haciendo referencia a esos lazos que unen a un hermano con otro hasta el final.

Cuando la manda avanza van en fila, como legión romana marchando entre los bosques. La marcha va liderada por el alfa siendo el más fuerte entre los lobos que ha tomado el puesto de ser el líder y la guía del resto de la manada, un Leónidas para los espartanos o un Atila para los hunos en donde no es el linaje sino la fuerza, la voluntad y el coraje el que deciden si eres digno de ser el alfa o no. Luchan como hermanos por defender su territorio y tribu de enemigos invasores u otra manada de lobos rival y en las cacerías todos luchan igual y en la misma condición sin importar que sea alfa u omega se ensucian igual. Su estratificación social y forma de comportamiento son a base de rituales, peleas y posturas ritualizadas haciendo que esto sea como una analogía con las costumbres, tradiciones y culturas tribales de la naturaleza de los hombres, esa debe ser la esencia de la masculinidad.

Los lobos son individuales, pero a la vez sociales y colectivos sólo con los que son como ellos. Se forjan fuertes primero para luego ser dignos de ser parte de una tribu, algo así como ese ideal fascista en que se forman individuos fuertes para después conformar comunidades fuertes. Lobos fuertes, manada fuerte.

Esta es mi visión o mi perspectiva de lo que debe ser la masculinidad y la naturaleza tribal a través de esta mitología licántropa, en donde nosotros como hombres debemos guiarnos con la ley natural y con el ejemplo de sus hijos, porque nosotros como hombres, como masculinidad al igual que los romanos y los mongoles somos descendientes de los lobos.