El Ídolo del Dogma por Antares
Por Antares
Copyright ©
La
situación que se vive actualmente respecto al “Coronavirus” es por demás
conocida. Según cifras de algunos medios se habla de más de 200,000 casos de
contagios[1].
Pero no ahondaremos sobre el virus, pues sobre éste ya se ha hablado bastante,
y quien lea éstas líneas ya tendrá al menos una idea acerca de dicho virus.
No, el interés del texto gira en torno a
una problemática que he observado, y que estoy seguro más de alguno lo habrá
hecho, me refiero al miedo que nos genera el conocer, el miedo que nos genera
la ciencia. Con ésto no quiero caer tampoco en ese discurso simplista y también
materialista que afirma que no hay más que la materia, que la espiritualidad es
un lastre para el “progreso” humano, no, pero es cierto que hay una gran
diferencia entre espiritualidad y superstición.
Es muy común jactarnos vanidosamente que
vivimos un época tecnológica donde la ciencia rige nuestro destino y nos
burlamos de nuestros antepasados más remotos tildándolos de “salvajes”
“bárbaros”, incluso, no vayamos tan lejos, cuando nos encontramos con algún
campesino o lo que llamamos despectivamente “pueblerinos” nos llegan los aires
de superioridad propio de un imbécil citadino.
La realidad es que esa “superioridad” es
solo una fachada, hemos demostrado que somos una masa tan “salvaje” y “bárbara”
como el miedo no lo permita. Ante una crisis como la del “Coronavirus” lo
primero que buscamos es desinformarnos, ya sea con noticias fatalistas que
exageran los hechos o por el contrario, con noticias que buscan hacernos sentir
mejor, pero que a final de cuentas solo ocultan información.
Lo
más curioso es que son muy pocos los que toman la molestia de leer artículos científicos
o escuchar a expertos en el tema, y por expertos no me refiero a “chamanes new
age” o “influencers” sino a profesionales en ciencias médicas y biológicas
quienes pueden fundamentar su explicación con hechos científicos. Pero toda
ésta veta de información no se encuentra oculta, con un click se puede acceder
a ella, sin embargo, las redes sociales han creado un ejército de imbéciles,
aunado a un comportamiento propio de un obsesivo compulsivo, los cuales al
encontrarse con información sobre un tema, no se toman la molestia de leerlo,
analizarlo y compararlo con otras fuentes, no, ¿por qué molestarse? “todo lo
que está en Facebook es confiable, y lo voy a compartir para que mis amigos
vean que sé sobre el tema”, al hacer lo anterior solo promueves la histeria, la
psicosis y el desconocimiento de temas que pueden ser fundamentales, de éste
fenómeno todos somos culpables.
Somos una sociedad dogmática: ¿Cómo es eso
posible, si ya no estamos en esa época Medieval oscurantista? Puede ser la
pregunta que quizá algunos liberales-ilustrados-demócratas formulen, bien, el
dogma y en ocasiones su hija el fanatismo, parecen ser que están impregnados en
nuestro ADN. El dogma no solo existe en la religión, también en temas
cotidianos, como la política, por ejemplo, términos como democracia son
vertidos desde casi todos los lugares desde la edad más tierna y quien diga lo
contrario puede caer en una “herejía”.
Pareciera que somos dogmáticos por
naturaleza, y como lo mencioné anteriormente, situaciones como la que estamos
pasando, despierta ese fanático que llevamos dentro. Para cerrar éste texto,
definamos brevemente lo que es un dogma: “Entendemos por dogmatismo aquella
posición epistemológica para la cuál no existe todavía el problema del
conocimiento. El dogmatismo da por supuesta la posibilidad y la realidad del
contacto entre sujeto y el objeto...como actitud del hombre ingenuo, el
dogmatismo es la función primera y más antigua” [2]
En otras palabras, el dogmático da por
verdadero todo aquella información que se encuentra en su camino. No le
interesa someterla a análisis, compararla o cuestionarla, solo la acepta como
es y la comparte con otros, quienes a su vez hacen lo mismo, y así, tenemos
todo un virus de desinformación que se propaga rápidamente, creando miedo y
psicosis a su paso. El sentido común y la razón forman parte de todo un listado
de cosas vitales que como sociedad hemos perdido...y seguiremos perdiendo.
Comentarios
Publicar un comentario