Feralis Romanus: Feralidad y Seducción en el Imperio del Adharma por Velkan Corvinus
Por Velkan Corvinus
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En el anterior escrito de
Homo Feralis vs. Homo Economicus, tocaba el tema de las dos formas en
que el Imperio de la Nada usa para captar, y desviar la atención y la voluntad
de los hombres, en otra dirección que no es provechosa realmente, o la indicada
para el espíritu masculino en estos tiempos del Kali Yuga.
El primero lo había
señalado anteriormente, el económico, en que, para ser alguien en la sociedad
moderna, para convertirte “en un hombre de verdad”, debías tener estatus,
riqueza (dinero), y un estilo de vida de lujo. Porque claro está, que el hombre
de granja (o trabajador en general si se quiere) líder de una comunidad, con
una familia grande que provee y mantiene, que es escuchado y admirado por otros
hombres, no tiene el mismo impacto que aquellos hombres de Instagram estilo Dan
Bilzerian, que muestran su valor con evidencias de su estilo de vida lujosa,
yates, que todos quieren ser como él, lleno de dinero, y claro, rodeado y
amontonado con las mujeres más hermosas del mundo, y aquí inicia el otro
problema.
El Mundo Moderno, este
Imperio del Adharma, ha sabido manipular, explotar las debilidades de los
hombres (ya debilitado por años de domesticación), y las inseguridades de
éstos, además de capitalizar los deseos (impuestos por el Imperio en la mente
de éstos), como herramientas y cadenas para atarlos a este sistema. El deseo de
los hombres de ser notados, de ser alguien en la sociedad es innato en el
hombre, como el joven que quiere ser el mejor cazador y traer la presa más
peligrosa como símbolo de su transición de niño a hombre; un simbolismo
parecido al hombre que mata al dragón, al gigante, a la bestia que sea, y trae el
trofeo como muestra de su victoria, mostrando su VALOR.
El valor, como en la
historia del guerrero contra el dragón, por ejemplo, no es la cabeza del
dragón, puesto que un dragón se podría matar también con ejércitos y legiones
atacándolo hasta matarlo, pero no es igual; el valor está en la acción de ese
hombre, no en el trofeo. El hombre es un Sol, el valor del Sol es su luz y su
calor, que proviene de su centro hacia el exterior, en el hombre no es
diferente. El valor del hombre viene de su ser, de su espíritu, de su interior,
y se expresa en el exterior a través de la voluntad y la acción, no de la
riqueza que consigas con la acción, sino de la acción misma.
El mundo moderno, como
con todas las cosas, corrompe el camino y el principio de un sendero natural;
lo tuerce y lo replantea bajo y para sus propios parámetros, y lo impone,
sutilmente, en la mente de los hombres y en la sociedad global interconectada.
Si el hombre quiere ser
reconocido ante los demás, debe seguir las reglas, las leyes, las normas, las
virtudes, los parámetros del Imperio; si quiere ser reconocido por los demás,
porque si los demás (en especial las mujeres) quieren tener la atención, ser
reconocidos, tener un valor, ser alguien, deben tener el visto bueno del
sistema, de lo contrario, serán parias.
El hombre, ha dejado de ser
un hombre, para convertirse en un consumidor hambriento de validación y
gratificación social, ¿y como no?, como Jack Donovan lo mencionó en su ejemplo
de sociedades bonobas, en donde la única manera en que un hombre pueda ser “un
hombre real”, es con cuantas mujeres ha estado, y de que calidad (si son un 9 o
10, o si son un 5 o un 3), porque el valor de un hombre en este Imperio, lo
determina (no es totalmente así, pero es el mayor indicador de estatus en la
sociedad moderna) las mujeres que tiene a su alrededor, si son guapas o no, si
son sus amigas o no, y lo mejor, si has cogido con algunas o han sido tus
parejas; y para esta segunda línea de control del sistema, viene el tan llamado
y buscado tema: La Seducción.
Como Donovan dijo, la
única iniciación que existe en el mundo moderno para que un hombre se convierta
en un “hombre real”, es a través del sexo y las mujeres; las sociedades
bonobas, en donde tu valor, lo obtienes de la validación femenina.
El segundo punto, después
del estatus económico del hombre en la sociedad, es su estatus de, ahora sí, de
“hombre”. Si cualquier hombre busca en redes (en especial los más jóvenes),
información de como debe ser un hombre, la búsqueda de la masculinidad, como
ser masculino, o como diría Donovan, “ser bueno en ser un hombre”, encontrará
solamente, el como ser un burgués seductor.
El “Macho Alfa”, el
hombre más masculino, se vende como si fuera un estado de budeidad para la masculinidad;
el como vestir bien, oler bien, y saber seducir y “enclochar” (palabra ya
favorita de muchos seguidores de esta corriente) mujeres, es lo que determina
la masculinidad; muchos dicen que no es así, pero en la práctica así es.
La seducción, los coaches
de amor, los seminarios y demás, se han vuelto más populares y más comunes en
estos tiempos; sobre todo gracias a Tik tok, en donde aparecen influencers, expertos
en la rama de la seducción, que si bien, dan consejos en sus videos simples, o,
además, venden asesorías de “como tener novia y las mujeres que más te guste”,
a un precio de incluso 1,000 dólares. La capitalización del amor y el sexo, son
de los mejores negocios y formas de aprisionar y esclavizar a los hombres, como
nunca se le pudo ocurrir al Imperio.
Muchos hombres, perdidos
en una sociedad moderna, en que los ejemplos masculinos son simplemente
empresarios, o actores de películas malas, pero guapos (365 días, por ejemplo);
influencers y modelos famosos de las redes, que viven vidas de ensueño, con las
más hermosas chicas de todas, se han vuelto los ideales a seguir y a emular de
hombres, cada vez más jóvenes. Y como no sería así, si el mismo marketing, sociedad
y capitalismo, te vende la idea de que ese es el hombre ideal, el verdadero
hombre, el Macho Alfa, la vida ideal que debes aspirar y buscar, aunque muy
pocos (excepciones privilegiadas), lo lograrán conseguir.
La carencia de
masculinidad en el hombre moderno, o la extinción del hombre bajo conceptos de
Vitali, además del constante ataque a su persona (mayor parte por la sociedad
feminizada y la mujer adoctrinada por el Imperio), a hecho que los hombres
quieran volver a encontrar su masculinidad, y lograr una mejor vida para ellos.
Dado que el sistema a vendido la idea de que la masculinidad viene de esta
moderna idea del Macho Alfa, eso ahondado de la necesidad sexual, que también
el Imperio promociona con la hipersexualización de la sociedad, y el interés común
del hombre (en especial en la edad de la adolescencia y de los 20s) de querer
socializar con las mujeres, y llegar a “algo más” con ellas; los han vuelto presa
fácil, o más bien, buenos consumidores y acólitos de estos gurús que buscan
ayudar al hombre a recuperar su masculinidad (que de algún modo lo mezclan con
la seducción y demás).
Los coaches de la
seducción, han vendido la idea de que la masculinidad, o el ser un hombre, está
relacionado con la seducción, o habilidades sociales (que siempre está más
enfocado al ligue); con la radicalización del “porque yo lo valgo” y el creciente
ego desmesurado (ayudado por el Imperio a través del Instagram, Tik tok,
Tinder, Onlyfans, etc.) de la mujer actual (entre más hermosa, más corrupta y
contaminada), y la demanda, casi imposible, que pide una mujer para que un
hombre está con ella (y no hay garantía, ya que no se satisfacen ya con nada), a
hecho que los hombres, desesperados por la atención femenina, compren la idea
de que, para ser hombre (recobrar la masculinidad, o volver a ser masculino),
es a través de que tan bueno eres seduciendo al sexo opuesto.
Hay muchos tipos de
escuelas de seducción en todos lados, el tipo de enfoque que tiene tal o cual
escuela depende mucho del mentor que lo lleve, pero en general son lo mismo: te
moldean y te forjan para volverte el mejor producto en el mercado para las
mujeres. El problema que veo con las escuelas de seducción, y más concretamente
con sus “maestros”, son las acciones de capitalizar un problema masculino simplemente
atendiendo las “necesidades básicas” de éstos (mujeres, sexo, validación);
cuando el problema raíz no es social en los hombres, no es su relación con las mujeres,
es un problema de raíz espiritual. Otro punto que veo, es el ya mencionado, equiparar
o igualar la masculinidad con la seducción, cuando la seducción es algo
completamente de raíz y carácter femenino: la Seducción, es en su origen, un
arma de manipulación creada por las mujeres.
El escritor Robert
Greene, en su libro, El Arte de la Seducción, explica que el poder, era
algo que los hombres poseían, y ejercían a través de la violencia, la fuerza y
el coraje; la mujer, al ser más débil, o menos capaz que el hombre en esas
áreas, simplemente seguía la corriente y se sometía. La mujer quería poder, y
para tenerlo tenían que usar al hombre para sus intereses, dominarlo de alguna
forma, pero no podían, al menos no de la forma masculina (fuerza).
La testosterona, es la hormona
más importante del hombre, de ella viene la fuerza del hombre, su poder; es tan
importante que la falta de ella lleva al hombre a estados malos de salud, o la
depresión, y es tan importante, que el subir los niveles de testosterona,
elimina la depresión de forma natural. La testosterona es el origen biológico
del poder del hombre, pero también su debilidad, ya que de ahí proviene el
deseo sexual (el deseo de querer mujeres), y esto lo supieron ver bien las
mujeres.
La mujer supo, que de
forma masculina (de forma directa) no podían dominar al hombre, así que idearon
una forma (indirecta) de usar la debilidad del hombre en su contra, creando así
la Seducción.
La Seducción, como lo
menciona Robert Greene, es una creación y un arte puramente femenino, creado
para poder dominar a través de la manipulación y la postergación del deseo, en
este caso del deseo masculino: el Sexo.
La mujer vio, que una vez
que el hombre lograra su deseo (tener sexo con ella), volvía a tener, él,
dominio y control de si mismo, pero mientras no lo consiguiera, y siguiera “simpeando”
para lograr cumplir su deseo, la mujer tenía el control sobre él; es de aquí de
donde se originó realmente el llamado “Game”, no de los hombres y sus “supremas”
habilidades de seducción. El “Juego” (dentro de la terminología de la
seducción), es una masculinización de las estrategias femeninas que llevan
existiendo desde hace siglos, y que la mujer lleva refinando desde entonces. No
es nada nuevo, de hecho, es por eso que es eficaz, ya que, si quieres engañar o
manipular a alguien, tienes que aprender del mejor.
Si observamos bien, la
seducción que enseñan estos “Maestros de la Masculinidad”, es el arte femenino
a la inversa; la diferencia radica en qué es lo que estas ofreciendo (vendiendo
más bien, volvemos a la capitalización del amor). Las mujeres ofrecen su
compañía, cuerpo y validación; los hombres en cambio, ofrecen seguridad
material y económica. Tiene que ser así, ya que, si usan la seducción, en su
forma pura (la femenina), no lograrían nada, ya que ellas, a diferencia de los
hombres, no buscan lo mismo, y no tienen necesidad sexual (al menos no tan desenfrenada
como la de los hombres), sino que, la canalizan mejor y la controlan al punto
de reprimirla si lo desean.
Por lo tanto, el hombre
busca conocer que es lo que la mujer busca del hombre, lo atractivo, y eso es
lo que ofrecen. ¿Qué es lo atractivo para ellas?, eso depende del contexto de
la época y la cultura, pero para ir al grano, ¿qué es lo que apremia, enarbola,
y usa de estandarte el Imperio, como símbolo de valor?, el dinero, el estatus
burgués, la riqueza material, el oro cambiando al espíritu, ¿Qué idea vende el
Imperio que debe de ser un hombre masculino Alfa?, un burgués en términos
simples, un hombre que vea este mundo, este sistema que domina, y lo abrace, y trabaje
por mantenerlo así. Por lo tanto, si el Hombre Alfa que a impuesto el Imperio,
es el “Hombre de Verdad”, ¿Qué crees que buscarán las mujeres?
La mujer es un reflejo del
exterior, se nutre de su entorno; en sociedades antiguas (sociedades
dhármicas), en donde el hombre (el masculino de verdad) con su voluntad, creaba
un mundo para ellos y su tribu, construido con los valores, tradiciones y
cultura de su pueblo, la mujer adquiría ese espíritu, y lo transmitía en la
sociedad, de generación en generación. El hombre protegía a la tribu, con su
fuerza, temple e inamovilidad ante el enemigo, proveyendo seguridad a su
familia, y manteniendo el estilo de vida espiritual que la mujer, absorbía y
transmitía a los hijos.
El Imperio del Adharma,
sabía que, para tener controlada una sociedad, tenía que destruir a aquellos
que la protegían: el hombre. Poco a poco, el Imperio fue mermando al hombre, destruyendo
poco a poco su espíritu, hasta convertirlo en una mera sombra, que dista mucho
de sus ancestros. La tribu, en carencia de hombres que mantenían la Ley
(Dharma) y las tradiciones, el Imperio tomó el rol de éstos, creando un mundo,
con sus leyes y tradiciones, con su propio espíritu, y la mujer, como emula su
entorno, se convirtió rápidamente en una extensión del Adharma, en una
representante del Imperio.
La mujer no es mala, ella
al igual que los hombres fue corrompida y engañada, pero la mujer moderna, se a
convertido en un ser corrupto, que, inconscientemente, expande aquel mal, que
terminará también con ella misma. La depresión, los problemas mentales, la
falta de propósito, son síntomas que están empezando a afectar a muchas mujeres
en la actualidad. Las medicinas antidepresivas, son de los medicamentos que más
rápido van creciendo en consumo por las mujeres, y es que, aunque este mundo moderno
es femenino en su esencia, nadie mejor que la mujer lo a aprovecharlo; el
Imperio les a dado una cantidad de beneficios y regalos, que las mujeres han
tomado y explotado al máximo, que aun con todo eso, siguen sintiendo un vacío
tan grande, que están cayendo en una miseria silenciosa, que está creciendo
cada vez más, a ritmo acelerado y se está comenzando a ver.
Volviendo al tema
principal; aunque algunos de estos mentores tengan en el fondo (quiero imaginar),
una buena intención detrás de todo, no creo que el enseñar a los hombres como
tener mujeres sea una buena idea, y menos en estos tiempos. Solamente están apagando
una llama, pero no están trabajando en el origen real del incendio, que es
espiritual.
Jack Donavan en su libro,
The Way fo Men, tiene un capítulo sobre el origen de Roma. Los romanos,
tienen sus orígenes míticos (expresados en la Eneida) desde Troya. Tras la
caída de Troya, Eneas (de donde los romanos decían que él, era el ancestro de
Rómulo y Remo) y otros sobrevivientes fueron dirigidos a Italia, donde se
mezclaron con los latinos y fundaron el asentamiento llamado Alba Longa.
Durante todo ese tiempo, los
hijos mayores de cada Rey tomaban el trono, hasta que, el trono fue tomado por
la fuerza en un momento. Amulio, hermano del rey Numitor, lo derrocó y asesinó
a sus hijos, y, además, obligo a la hija de Numitor, Rea Silva, a convertirse
en una virgen Vestal, asegurando el fin de un posible linaje. Sin embargo, Rea dio
a luz a unos gemelos, y para evitar una afrenta en contra de ellos, dijo que
fueron engendrados por el dios de la guerra Marte; Amelio, como era de
esperarse, no creyó nada.
El rey Amelio, hizo
encadenar a Rea, y ordenó que sus hijos (Rómulo y Remo), fueran lanzados y
ahogados en el río Tíber. Los que llevaron la taré, simplemente los dejaron en
una orilla pantanosa, pensando que la corriente se los llevaría, pero fueron
rescatados por una loba, que los amamantó y cuidó como si fueran sus propios
cachorros. Con el tiempo, los niños serían acogidos por unos por unos pastores
de una zona cercana.
La vida rural, que
vivieron los hermanos, los forjó en hombres fuertes y capaces, conocedores del
trabajo duro, ajenos a los lujos y los placeres de las clases acomodadas. Sabían
cazar y combatir a bestias salvajes, convirtiéndolos en hombres ferales de gran
capacidad.
Un día, a Remo lo
capturaron y lo llevaron ante el rey Amelio, por caza furtiva. Aunque Amelio no
sabía quién era, Numitor se daba algunas ideas de su identidad. En otro lado,
Rómulo, estaba formando a una banda de pastores para ir a matar a Amelio y
liberar a su hermano. El grupo logró entrar en la ciudad, superando los
obstáculos, y Rómulo, logrando dar fin a Amelio. Los hermanos, al conocer ya su
identidad, y de donde venían, le devolvieron el reino a su abuelo Numitor.
Los hermanos decidieron construir
un lugar propio para ellos, en el lugar donde nacieron. Una disputa por el
nombre, enfrentó a los hermanos, terminando con la muerte de Remo y el triunfo
de Rómulo.
Rómulo fundó así Roma, y
con su tribu, empezaron a construir los pilares de la nueva ciudad. De las
primeras cosas que hizo fue establecer los ritos religiosos, además de que tuvo
un énfasis en observar los ritos del héroe Hérakles, hijo del Cielo, el cual
admiró por sus atributos de fuerza, virtudes y coraje. Después de establecer la
tradición espiritual fuerte para los hombres de su tribu, anunció asilo para
todos los hombres libres, o que buscaban libertad y un nuevo comienzo en algo
más allá de ellos, seleccionando a los mejores de estos nuevos hombres llegados
de lejos, naciendo así, los primeros senadores, llamados “Patres” (padres), los
padres de Roma, cuyos descendientes serían los patricios. Con estos padres, se
establecería la ley romana, y Roma se había construido.
Roma estaba carente de
mujeres (podría decirse que Roma solo era masculina), por lo tanto, peligraba
el futuro de la tribu, así que envió mensajeros a las comunidades cercanas, con
propuestas de matrimonio a las mujeres de esos lugares. Esas comunidades no aceptaron,
veían a los romanos como un grupo de bárbaros salvajes, ajenos a hombres “civilizados”.
Rómulo vio esto como un insulto, y en un festival, invitaron a las comunidades
a festejarlo, como muestra de paz y buena fe. Durante el festival, los romanos
se apoderaron de las chicas solteras, ocasionando la ira de los hombres de las
comunidades. Las tribus aledañas declararon la guerra a Roma, pero los romanos,
terminando venciendo a todos ellos. De entre esas tribus, los sabinos
decidieron unirse a Roma, de los cuales, las mujeres sabinas ayudaron a hacer
la paz. Con esto, se estableció un futuro, para un imperio que duraría más de
mil años, y cuyos ecos resuenan todavía en nuestro tiempo.
Veo en la Roma Feral, y más
propiamente, en la feralidad romana, en los romanos salvajes, un “seminario”
real (usando la terminología Alfa), de cómo volver a la masculinidad.
Usando a los gemelos como
sinónimo de los hombres; los hermanos vienen de una tradición orgullosa y
antigua (nuestros ancestros en toda la extensión de la palabra), cuando
nacieron se dijo que eran hijos del dios de la guerra (la masculinidad viene de
la guerra, no de la paz), fueron lanzados al río y salvados por una loba (el
tótem del lobo, los hombres son descendientes de los lobos), fueron acogidos
por pastores, campesinos y gente rural (el trabajo duro y la naturaleza forjan
al hombre, no el lujo), se convirtieron en hombres fuertes y guerreros. Rómulo
combatió contra Amelio, liberando a su abuelo y hermano (luchar por los tuyos),
fundaron un mundo propio en donde Remo pereció por su hermano (el sacrificio de
uno mismo, para lograr algo más), estableció la tradición espiritual romana
como prioridad (lo primero es el espíritu antes que otra cosa, Rómulo puso énfasis
en el culto al ahora Hércules, un hombre-dios, que representa la cúspide de la
masculinidad al servicio de lo divino), llamo a otros hombres a buscar un
futuro juntos (el buscar a otros como tú para enfrentarte al enemigo de más allá
de tu tribu), y sólo con Roma ya establecido buscaron mujeres.
El mensaje es claro, la
mujer nunca a sido la prioridad para el hombre. La mujer, aunque es el que le
da al futuro a la tribu, jamás a estado en la posición que hoy, en el mundo moderno
se tiene. Los hombres ferales antiguos, jamás vieron a una mujer como parte de
su camino (en el sentido simp que se las pone hoy en día), ellos nunca “sedujeron”
ni iban a escuelas que les enseñaran hacerlo, se enfocaban en ellos, en los
suyos, en la tribu en general, no con cuantas mujeres acostarte, ni buscar la
atención femenina.
Las mujeres de hoy
(adharmicas), para nada son iguales a las mujeres antiguas (dhármicas), la
razón es que, en la Roma antigua, los hombres crearon y protegieron una
sociedad virtuosa[1],
haciendo que la mujer emulara el espíritu del exterior y expresando ese
espíritu de una forma virtuosa en su forma femenina. La mujer moderna absorbe
las virtudes del Imperio (el adharma) emulándolo y convirtiéndose en algo
tóxico y dañino tanto para la tribu, como para el hombre. Pareciera que es el
ascetismo dharmico, lo que pude proteger al hombre de la influencia de la
feminidad corrompida.
La seducción, la búsqueda
de mujeres para volverte hombre, es un camino de enfoque incorrecto, pues en el
Imperio, las probabilidades de que te encuentres con una mujer virtuosa es muy
escasa, tanto que en términos generales y objetivos, la mujer virtuosa ya está
extinta (al igual que el hombre).
La Roma Feral enseñó un
camino, es primero el hombre, primero los camaradas, primero la tribu, primero
la fe y la tradición, PRIMERO ROMA, y ya hasta el final, las mujeres. ¿Cómo esperas
encontrar a una mujer, si no has construido Roma? Para encontrar una mujer de
virtud, tienes que construir un mundo en donde reine virtus, en donde la mujer
(y la tribu en general) absorba y emule el virtus; para construir esa Roma,
debes forjar una tribu, llamar a hombres como tú, el lobo solitario no es
viable, solo con la manada se puede sobrevivir; y para lograr la tribu, debes
ser fuerte tú mismo, forjarte fuerte, lograr una virtud y un valor real que
puedas ofrecer a la tribu, para que, entre todos, esa tribu pueda lograr Roma.
La mujer está corrupta, y
las mujeres virtuosas son tan escasas, que no tiene sentido siquiera contarlas.
El objetivo no es la mujer, ni la riqueza, ni el estatus, es crear un mundo
dhármico nuevamente, es crear roma, y solo se puede hacer si el hombre débil y
aburguesado, regresa a la feralidad, al Homo Feralis.
Y la pregunta del millón,
¿y ya así se podrá buscar una novia?, para ser sinceros, en mi opinión
personal, Roma no se forjó en un día, y para crear Roma, se necesitaron hombres
de verdad, ¿recuerdas que las mujeres vinieron después de estar cimentada
Roma?, ¿Cómo esperas que haya mujeres, si ni siquiera hay hombres que formen
Roma?
Esto es un trabajo no de
unos días, ni de unos años, sino de generaciones; en nuestro tiempo, es muy
probable que no veamos resultados de nada, no veremos a Roma ser levantada. Uno
de esos mentores[2],
que a mi juicio es el menos tóxico de todos estos seductores[3], en un video dijo que es
muy probable, que la mayoría de hombres (la gran mayoría de hombres) jamás, o
van a conocer a una mujer, o van a estar con una mujer (y si lo logran,
sufrirán, como ya se ha visto). Lo que me agrada es que es directo, preciso, y
da verdades que duele para la juventud masculina de hoy.
El camino de héroe, del
hombre, es doloroso, no está lleno de lujos, ni de palmaditas en la espalda. El
camino del hombre en este Kali Yuga, es el camino del Kshatriya, es la lucha
por el dharma. Es igual que la enseñanza que le dio Krishna a Arjuna; que debe
luchar sin pensar ni enfocarse en la victoria o en la derrota, ya que su deber
sagrado (como guerrero en servicio de lo divino), es luchar en favor de una
causa trascendente, y no material; al final si caes, lograrás la trascendencia
espiritual por haber cumplido tu deber, y si vences, disfrutaras los tesoros de
la victoria.
No luches por conseguir
grandes cantidades de dinero y lujos, no eres una prostituta (solo las rameras
van detrás del dinero); no luches por atraer mujeres, que lo único que te harán
será contaminarte y desviarte de propósitos más elevado.
Lucha, porque es lo
correcto, porque es tu deber levantar Roma nuevamente, y lucha, principalmente,
por el deseo de tener un propósito nuevamente, un camino el cual valga cada
dolor y cada gota de sudor y sangre. Una lucha, la cual, al final de tus días,
puedas ver hacia atrás, y digas:
No sé si vencí o caí, pero
lucharé siempre, nuevamente, porque sé, que vale la pena luchar sin importar el
resultado.
Somos ferales, somos
romanos, luchemos por Roma, ¡ROMA VICTRIX!
[1] Hay
que recordar que la palabra “virtud”, viene del latín “virtus”, su raíz viene
de “vir”, que a su vez también es la raíz etimológica de “virilidad”, del
espíritu masculino, el hombre. La virtud es el espíritu masculino que provee y protege
a la tribu, a la tradición y a la mujer.
[2] El
Temach
[3]
Que no creo que el término sea “tóxico”, ya que dice cosas muy acertadas, y de
buena perspectiva para muchos hombres perdidos, solo no me gusta el rumbo de “seducción”
que él maneja.
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