Microhistoria por Antares
Por Antares
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Desde que iniciamos nuestra educación en las aulas que
brinda el Estado se nos ha enseñado la historia “patria”; ésta historia “macro”
cuya finalidad es forjar (y forzar) una identidad “nacional” en todos los
educandos. Una de sus principales herramientas es la creación de un pasado
mítico en el cual existen “héroes” y “villanos”, los primeros son, de acuerdo a
éste tipo de historia, seres cuasiperfectos llenos de virtudes, mientras que
los segundos son sujetos guiados por lo más malvado de la naturaleza humana.
Así, la historia “patria” es una dialéctica entre el “bien y el mal”, dónde,
lógicamente triunfa el primero y por consiguiente justifica las acciones del
Estado, él cual se considera como heredero de los “buenos”.
Como ya se
mencionó, la historia “patria” busca extender su influencia a todos los
rincones que considera bajo su jurisdicción, su argumento es que los “buenos”
pelearon por la “nación” la “patria” cuando la realidad es que éste tipo de
historia es de lo más centralista, busca meter en el mismo costal a todas las
regiones del llamado “país”. En México, así como en casi todos los “países” la
historia “patria” fue la norma dentro de las aulas; al final del curso, los
alumnos deberían identificarse así mismos como “mexicanos”, “chilenos”,
“estadounidenses”, etc.
Pero al
mismo tiempo que en las aulas se imponían un centralismo disfrazado de
identidad, en otros ámbitos académicos surgían nuevas corrientes historiográficas
con propuestas novedosas e incluso opuestas a la historia “patria”, entre ellas
la microhistoria. Ésta forma de hacer historia tuvo a su vez diferentes
vertientes, pero enfoquémonos en la
microhistoria mexicana. Su principal exponente fue Luis González y González
quien escribió una “biografía” de su pueblo natal, San José de Gracia en
Michoacán. ¿Pero cual es la relevancia de la microhistoria para CICUGA y
quienes comulgan con nuestras ideas? Bien, como muchos saben México es solo en
entramado de estados artificiales unidos a la fuerza por un “pacto federal”.
Los límites
actuales de cada estado no tienen ningún sentido ni lógica, actualmente hablar
de identidad como “mexicanos” no existe, pues ¿Acaso alguien de Baja California
se podría identificar con alguien de Yucatán? ¿Ambos serían mexicanos? Primero,
el término mexicano hace referencia a aquella persona que pertenece (o
perteneció) al pueblo de los mexicas, ya aquí podemos observar el centralismo.
Los Mexicas fue el pueblo dominante en gran parte del Valle de México a la
llegada de los españoles, quienes al derrumbarlo construyeron la capital sobre
las ruinas del corazón mexica. Con el pasar del tiempo los españoles fueron
explorando y anexando territorio a sus dominios, aún así, ciertas regiones
preservaron algunas tradiciones y costumbres que permitieron conservar algunos
rasgos de su identidad, ya en el siglo XIX gracias a todas los conflictos
internos, externos y demás, la geografía política sufrió diversos cambios. Pero
ya fueran liberales o conservadores, el propósito era subyugar todas las
regiones de “México” bajo un solo Estado que se valió de la historia como una
eficaz f herramienta con sus mitos, héroes y villanos.
Bien, después
de éste breve contexto, retomemos la microhistoria, como decíamos, Luis
González y González fue un pionero de la historia micro. Básicamente la
microhistoria, parafraseando a dicho autor es la historia matria (y no, no se
trata de una nomenclatura feminista) la cual hace referencia al terruño, al lugar
pequeño, el que te vio nacer, el que te parió, tal como lo hace una madre. Pero la historia matria es más sencilla, no
se necesita viajar cientos de kilómetros
para recopilar información, pues ésta la puedes conseguir escuchando a las
personas con más experiencia que viven en tu terruño; también vasta con caminar
por sus calles, callejones, parques y plazas para saber su historia. La
principal veta de información se encuentra definitivamente en los demás hijos
que ha parido ese lugar, todos ellos comparten información e historia sobre la
misma madre.
La
microhistoria es un excelente medio para conocernos mejor y a su vez al lugar
que nos vió nacer. Nuestra identidad está ahi, no en divisiones artificiales
que sirven a un Estado centralista; conocer la historia de nuestro terruño es
conocer nuestra historia y la de nuestros antepasados. Seamos realistas, ya no
existe México como “país” o “nación” pero lo que si existen son regiones con
tradiciones, costumbres y una espiritualidad propia que ha sido absorbida por
la historia “patria”, pero pueden ser recuperados si nos atrevemos a caminar
por las calles o bosques del lugar que nos acogió en su regazo.
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