Marx vs César: Materialismo y Espíritu por Velkan Corvinus

 


Por Velkan Corvinus

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Con el ciclo oscuro que nos tocó enfrentar en esta edad, surgen muchos caminos, o se revelan a la gente, varias sendas que tomar; la mayoría, caminos antinaturales (postmodernismo y sus variantes), en los cuales, su victimismo patético, lo usan como arma para destruir aquello que no está corrupto. Pero, también, surgen caminos, que, al volverse respuestas contrarias a la “agenda” del sistema, dan la ilusión de que son “el camino correcto”, engañando a los corazones ignorantes, y desviándolos de un posible camino más correcto.

 

Como sabemos, la dualidad es una ilusión, lo que separa el uno del otro, son simples máscaras, ya que, al final, se nutren mutuamente, y se dan vida el uno al otro, por ende, un antifeminista, va ser más feminista que la feminista; un antiprogre, va ser, más progre que un progre; un “hombre alfa”, va ser, más beta que los betas, pues sus existencias se basan, se solidifican, y se reafirmen, con la existencia del otro, y no van más allá.

 

El dialogo, la discusión, el “debate” (tan aplaudido por muchos, como si fuera un arma real de cambio), son prácticamente inútiles, no sirve de nada y no lleva a ningún lado. El debate, solo sirve, cuando los involucrados son del mismo mundo, son iguales, entre iguales, el debate sirve; los romanos debaten con romanos, los griegos con griegos, los mongoles con mongoles; los romanos no debatían con los germanos o los galos, los mongoles no lo hacían con los chinos, ¿por qué lo harían?, no son de sus pueblos, de su gente, no son sus iguales, ¿por qué debatir para justificar tu poder con el dominado o enemigo?, con ellos se debate luchando, combatiendo, imponiendo tu cultura superior. Del mismo modo, ¿por qué tratarías como iguales, aquellos que quieren corromper el mundo? ¡por qué te sentarías a conversar y perder el tiempo, con aquellos que no quieren pensar de otra forma, que no les interesa saber tu punto de vista, que quieren destruir lo que eres? El Dharma no debate con el Adharma, lo combate, lo destruye y se impones, por que es la Verdad Divina.

 

Últimamente, esta de moda el pensamiento filosófico del materialismo dialéctico (marxismo), promulgado (y más en Latinoamérica y habla hispana) por cabecillas como Diego Ruzzarin o Santiago Armesilla, que, aunque tocan puntos muy interesantes, y ciertos en muchos casos, siguen estando en ese lado corrupto y débil de esta guerra espiritual e identitaria.

 

Lo único en que esos pensadores están en lo cierto, es su crítica contra los sistemas de poder imperantes, el capitalismo, y el sistema económico-empresarial-político imperante, en lo que fallan mayormente, es en su respuesta, pues siguen creyendo en la vía “tradicional” del cambio. Y ni hablar de la materia histórica que llevan y promulgan, en donde se niegan los crímenes comunistas, pero eso sí, los “crímenes” de la tercera posición, si son reales, y no deben dudarse.

 

La retórica filosófica “moderna”, se basa, simplemente y llanamente, en lo material, en mejorar las condiciones materiales de las personas; un mejor salario, mejores condiciones laborales, mejor calidad material para vivir, lo cual no es malo, se debe buscar eso obviamente, pero, solo se centran en una parte de la existencia, la básica, pero olvidan, y restan importancia, a los aspectos del espíritu.

 

La identidad, la raza, el camino espiritual de uno con lo divino, ese jamás lo tocarán, ya que, no es de importancia, son estupideces, o mejor, ni siquiera es “real” o “verdadero”. La crisis mundial en este ciclo, no es de origen material, la materia se usó para corromper estos tiempos, la crisis real, el origen del problema, es espiritual.

 

Ante pensadores como ellos, surgen unos, no tan conocidos por la mayoría, no tan “virales” en redes, pero cuyas palabras dan respuesta y cuestionamientos a esas preguntas y problemas olvidados por esta marea.

 

Juan Pablo Vitali, expone esos problemas, esa esencia, que personas como Ruzzarin o Armesilla han olvidado. La Identidad, la sangre, la raza del espíritu, la sabiduría de los dioses, que para ellos dos, no son importantes, o “carecen” de fundamento “científico y metafísico” real.

 

Vitali nos hace recordad, la raíz espiritual, de la que todos formamos parte. El problema del mundo moderno, o, mejor dicho, del hombre actual, es su desconexión con el espíritu, con la sangre, con el Dharma.

 

Los problemas modernos, surgen, en ausencia de espíritus y voluntades fuertes, surgen de la pérdida de valores dhármicos, suplidos por “nuevos valores” progresistas, de una sociedad más “avanzada”, a comparación de los “antiguos retrógradas”.

 

El cambio real, de origen, vendrá de nosotros mismos, de volver a voltear al pasado, y ver lo que nuestros ancestros valoraban y morían por ello, es volvernos fuertes de nuevo, física, mental, y espiritualmente, sobre todo. En este aspecto, también podemos añadir a pensadores como Paul Waggener, que su enseñanza te lleva al campo de la acción, al frente del problema.

 

Pensadores fuertes de nuestro tiempo: Juan Pablo Vitali, para la identidad y el espíritu; Paul Waggener, para la fuerza y la disciplina; no pensadores mediocres de youtube y tiktok, que lo único que hacen es generar idiotas intelectualoides, que quieren cambiar las cosas, sin mover mucho el estatus quo de la sociedad; que ven mal la radicalización, en un momento, en que es necesario para poder actuar con fuerza y determinación.

 

De que sirven libros, podcasts, y debates inútiles, si el enemigo tiene la fuerza para aplastarte fácilmente; porque lo único que tienes, es un vocabulario y etimologías bien aprendidas, mientras el enemigo tiene la fuerza, la radicalización, y la voluntad de espíritu para sobreponerse a ti, sin la necesidad de tener tu bagaje cultural y teórico.


La espada, siempre superará a la pluma, sin la necesidad de su sabiduría; pero, una espada, forjada con la sabiduría divina, con identidad y fé verdadera, puede partir en dos, cualquier espada corrupta, por muy fuerte que ésta sea.


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